Todo salio bien, repito, hubo muchas fotos, mucha comida, mucho calor... mucha gente.
Muchos pétalos de flores, así como en mi rompecabezas, fueron dispersados por todo el patio de iglesia y todos nos disponíamos entrar luego a los salones.
Hay detalles que después llegan a mi checklist, y que también son respuestas nunca dichas en este blog.
- ¿De qué color era el bouquet? Que tonta, como no lo había pensado antessss, era anaranjado y amarillo.
- ¿De qué color eran los zapatos? Resultaron ser del color del vestido.
- ¿Cómo era el vestido? Era este. Lindo no? previsible? Claro que si, es lo que buscaba, es su estilo, le quedaba lindo.

- ¿Qué tal los bocaditos? Nada cuestionables, yo almorcé ahí ese día, y eso que cuidaba los grasosos. Todos eran ricos, pasaban varias veces, a pesar de la cantidad de gente todos fuimos alimentados cual Boda de Canaa, porque estoy segura que los cangrejos ese día tuvieron más de dos uñas y a mi me llegaron más de dos copas de espumante.
- ¿Los cupcakes? Eran liiiiiiiiindos, yo veía devorar con sigilo los esponjosos kekitos, segun yo de un solo sabor, y hasta robarse los ajenos, pero era una idea novedosa y llena de mucha frescura veraniega. ¿Para comer aquí o para llevar? Le preguntó mi neurona derecha a la izquierda. Para llevar dijo la izquierda, es necesario disfrutarlo con paciencia.
A mi mente vienen las veces en que nos preguntábamos, donde irían a parar las cajas de los cupcakes y de su corta vida en la ceremonia esta. Pero saben que, era justo y necesario; la caja fue una idea práctica y útil, porque hacía tal calor ahí dentro, que los cupcakes hubieran muerto de hipertensión arterial.
Nunca olvidaré que cuando ya tocó la hora del respectivo saludo y apachurrón, después de la larga estancia de pie con taco 11, saludé a su madre, muy bien puesta ella, a su papá, sin bastón, ohh por dios toca a la novia. Naaaaaaaaaadia, estas liiiiiiiiiinda. Tal era su sorpresa que casi casi quedo petrificada, ¿tan bien me veía? Tú también te ves liiiiiiiiinda le digo.
Ahora que lo pienso, creo que fue la primera vez que le di un abrazo de verdad, la primera vez que estas dos compañeras en los sueños de peso ideal y de kilómetros de caminata hacia un destino no conocido, dejaban su felicidad plasmada en un abrazo de "clarin bombin, lo hiciste".
Después, hay algo que creo que nunca conté aquí, y es que esta gatuna amiga vestida de Moldavia y peinado alto quería regalarle a su casi nuevo marido unos gemelos. Yo quería verle las muñecas, y él me dijo "gracias" antes que yo diga "felicitaciones", y me abrazó también, y yo noooooo yo quiero ver tus muñecasssss. Luego saludé a sus papás y recordé con precisión la pregunta de mi hermano a mi jefa "¿Qué les digo a los papás del novio?" "Ay", respondió la rubia cabellera, "Felicidades". Pero fue imposible de visualizar, sus manos estaban muy lejos de mi. Pobre muchacho, ese día sudó como Poseidón al emprender la campaña en el Sahara.
De pronto, ya era hora de regresar a la realidad, se viene a mi mente una frase de Andre Maurois "Un matrimonio feliz, es una larga conversación que siempre parece demasiado corta". Estos dos recién casados, sin capacidad ya de contener lo que le pasaba en sus pellejos, se nota que hablaron todo el tiempo y cumplieron con todas las tradiciones exigidas por sus corazones y la sociedad. Ya estaban oficialmente casados. (El matrimonio civil también fue ahí pero ni cuenta me di)
Así, yo también sentía que este día de conversación demasiado corta se avecinaría y tendría que bajar mis banderines de llegada.
Hemos llegado a la meta señores y este blog, una muestra de cariño sin contacto físico, debe declararse oficialmente cerrado. No sin antes releerlo una vez más e imaginar todos los momentos que esta humilde redactora de texto barato invirtió en escribir sobre temas que jamás siquiera pensó analizar.
Confieso que esta experiencia me trajo también externalidades positivas, tan positivas como el incremento de ingresos de una compañía de taxis a causa de este matrimonio. Emprendí una ruta de ejercicio y ganas de buena salud, hice rutinas pesadísimas a las 8am y le tomé respeto a los nutricionistas. Estos meses afirmaron mis ganas de bajar 10 kilos y tener una figura nadística y socialmente aceptable. Además, ahora puedo hablar mientras corro. Cool ha!
Un momento, mido mi pulso, está acelerado, es hora de decir por primera vez...
Bises ... Au revoir
P.S. Esperennnn. Falta una canción, que graciosamente fue interpretada en los salones de la iglesia, pero que para mí estuvo lleno de melancolía. Esa canción no era para ellos, era para mi.

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