Author: Nadia Y.
•17:46
Todo salio bien, repito, hubo muchas fotos, mucha comida, mucho calor... mucha gente.

Muchos pétalos de flores, así como en mi rompecabezas, fueron dispersados por todo el patio de iglesia y todos nos disponíamos entrar luego a los salones.

Hay detalles que después llegan a mi checklist, y que también son respuestas nunca dichas en este blog.
- ¿De qué color era el bouquet? Que tonta, como no lo había pensado antessss, era anaranjado y amarillo.
- ¿De qué color eran los zapatos? Resultaron ser del color del vestido.
- ¿Cómo era el vestido? Era este. Lindo no? previsible? Claro que si, es lo que buscaba, es su estilo, le quedaba lindo.




- ¿Qué tal los bocaditos? Nada cuestionables, yo almorcé ahí ese día, y eso que cuidaba los grasosos. Todos eran ricos, pasaban varias veces, a pesar de la cantidad de gente todos fuimos alimentados cual Boda de Canaa, porque estoy segura que los cangrejos ese día tuvieron más de dos uñas y a mi me llegaron más de dos copas de espumante.
- ¿Los cupcakes? Eran liiiiiiiiindos, yo veía devorar con sigilo los esponjosos kekitos, segun yo de un solo sabor, y hasta robarse los ajenos, pero era una idea novedosa y llena de mucha frescura veraniega. ¿Para comer aquí o para llevar? Le preguntó mi neurona derecha a la izquierda. Para llevar dijo la izquierda, es necesario disfrutarlo con paciencia.

A mi mente vienen las veces en que nos preguntábamos, donde irían a parar las cajas de los cupcakes y de su corta vida en la ceremonia esta. Pero saben que, era justo y necesario; la caja fue una idea práctica y útil, porque hacía tal calor ahí dentro, que los cupcakes hubieran muerto de hipertensión arterial.

Nunca olvidaré que cuando ya tocó la hora del respectivo saludo y apachurrón, después de la larga estancia de pie con taco 11, saludé a su madre, muy bien puesta ella, a su papá, sin bastón, ohh por dios toca a la novia. Naaaaaaaaaadia, estas liiiiiiiiiinda. Tal era su sorpresa que casi casi quedo petrificada, ¿tan bien me veía? Tú también te ves liiiiiiiiinda le digo.
Ahora que lo pienso, creo que fue la primera vez que le di un abrazo de verdad, la primera vez que estas dos compañeras en los sueños de peso ideal y de kilómetros de caminata hacia un destino no conocido, dejaban su felicidad plasmada en un abrazo de "clarin bombin, lo hiciste".

Después, hay algo que creo que nunca conté aquí, y es que esta gatuna amiga vestida de Moldavia y peinado alto quería regalarle a su casi nuevo marido unos gemelos. Yo quería verle las muñecas, y él me dijo "gracias" antes que yo diga "felicitaciones", y me abrazó también, y yo noooooo yo quiero ver tus muñecasssss. Luego saludé a sus papás y recordé con precisión la pregunta de mi hermano a mi jefa "¿Qué les digo a los papás del novio?" "Ay", respondió la rubia cabellera, "Felicidades". Pero fue imposible de visualizar, sus manos estaban muy lejos de mi. Pobre muchacho, ese día sudó como Poseidón al emprender la campaña en el Sahara.



De pronto, ya era hora de regresar a la realidad, se viene a mi mente una frase de Andre Maurois "Un matrimonio feliz, es una larga conversación que siempre parece demasiado corta". Estos dos recién casados, sin capacidad ya de contener lo que le pasaba en sus pellejos, se nota que hablaron todo el tiempo y cumplieron con todas las tradiciones exigidas por sus corazones y la sociedad. Ya estaban oficialmente casados. (El matrimonio civil también fue ahí pero ni cuenta me di)

Así, yo también sentía que este día de conversación demasiado corta se avecinaría y tendría que bajar mis banderines de llegada.
Hemos llegado a la meta señores y este blog, una muestra de cariño sin contacto físico, debe declararse oficialmente cerrado. No sin antes releerlo una vez más e imaginar todos los momentos que esta humilde redactora de texto barato invirtió en escribir sobre temas que jamás siquiera pensó analizar.

Confieso que esta experiencia me trajo también externalidades positivas, tan positivas como el incremento de ingresos de una compañía de taxis a causa de este matrimonio. Emprendí una ruta de ejercicio y ganas de buena salud, hice rutinas pesadísimas a las 8am y le tomé respeto a los nutricionistas. Estos meses afirmaron mis ganas de bajar 10 kilos y tener una figura nadística y socialmente aceptable. Además, ahora puedo hablar mientras corro. Cool ha!

Un momento, mido mi pulso, está acelerado, es hora de decir por primera vez...

Bises ... Au revoir

P.S. Esperennnn. Falta una canción, que graciosamente fue interpretada en los salones de la iglesia, pero que para mí estuvo lleno de melancolía. Esa canción no era para ellos, era para mi.

Author: Nadia Y.
•22:18
Una semana después del evento, muchas calorías gastadas y ya con ganas de regresar a mi rutina de "baje de peso, siéntase bien" escribo este último post. Lleno de ideas para mostrar pero escatimando los recursos.

Me levanté temprano aquel día (y eso que me acosté bastante tarde), tenía que ir a la peluquería y. además un singular sonido de secadora de pelo invadió mi sueño. Fue como un aviso imaginario, mi mente quería que suene más fuerte, que me despierte, que me diera cuenta que el día había llegado.

Antes del medio día me enteraba de a pocos de los acontecimientos en el piso de abajo. !Cuánta Gente! afirma mi hermano. Ohh ya se están tomando las fotos, afirma la señora morenaje. Ya sale, dice Adriana. Me muero ganas de mirar, la puerta está abierta y me creo con el derecho de saber qué está pasando en esa casa con todos revoloteando cual pájaros de papel. NO, dice mi brazo derecho, debes maquillarte, atender el teléfono, preocuparte por tu vida, desde ahora ya no tendré escusa para preocuparme por una vida ajena y sus acontecimientos particulares bajo el supuesto que es "material para tu blog" Tendría que buscar los míos? ... naa, solo escribir este post y cerrarlo.

OK vestido puesto, ok zapatos, LOS zapatos, ok broder ahora regordete y con camisa quemada .. sin saco, ok taxi, ok ok llegamos a la iglesia.

Hola Yasser!!! Ven para hacerte la corbata!!! De pronto mi mente recupera el sentido y mis ojos se auto-obligan a mirar hacia adelante. Es la novia, mi amiga, sí seguro que es ella porque quien más vienen en un meche. Cuando vi la alfombra roja, reaseguro mis convicciones que era ella pero no alcanzo a verla aun, sólo diviso a su papá que sale del auto con cara de "mírenme mierdas, soy yo, y esa de adentro, es mi hija". Ya ya, ya la veo, Oh por Diosssss, de pronto identifico un bulto de mas o menos treinta centímetros en su cabeza y los hombros descubiertos de cabello. Finalmente esta chica cumplió el deseo de su madre y se hizo el pinche moño, aunque pa variar, las madres tienen razón porque se le veía bien.

Corre, corre, que no alcanzaré a verla en la puerta de la iglesia. Vi a sus padres, ambos caminar hacia el altar orgullosos de lo que llevaban en brazos, así cual bebé que presentan ante la iglesia y que es digno de ponerse de pie en medio de aplausos imaginarios, pero dejemos de lado los aplausos un rato, es hora de escuchar al coro y los violinistas.

La misa fue larga, la misa estaba llena de gente y curiosamente todos eran de la tercera edad. Es inevitable que piense bromas al respecto, me distrae el ver que hay tres cuartos de un asilo en la iglesia y por lo menos unas 10 enfermeras. Ah no, Jesús divisa una micromini .. falda y no le queda más que escupir "cómo vienen así a una iglesia" (era raaaaaaagia la tipa). En fin regreso a mis viejitos, eran lso extras que contrataron los novios para que la iglesia se vea llena jajajaja de veras, lo tenía que decir.

Me doy cuenta, a lo lejos que estos chicos no se pueden sentar, asu mare, el padre se está burlando jojojojo.

Después de eso ya todo se puso un poco lineal, y este relato también. Nos dejamos de la descripción de momentos y emociones y todos nos dedicamos a recontar una historia llena de sobresaltos, por lo menos fue lo que nos dejó el proceder del sacerdote, de catarsis familiares y del amor, de frases para toda la vida. Recuerdo una casi de manera clara "el dinero da seguridad, da satisfacción, pero no da felicidad" Sabias palabras esas, pero por favor que mi jefa, al otro lado de la iglesia, no las oiga, está a punto de pedir aumentos para todos a cuchucientosmil kilómetros de aquí.

El resto fue perfecto, las flores, los colgantes de tela entre las bancas, el coro que cantó "aleluya" con casi creíble pasión propia. Ah claro, me olvido de la cobertura de medios audiovisuales, ésta era genial, eran decenas de cámaras, de hombres vestidos de negro y aretes en la boca que intentaban encontrar el mejor plano de todos y de todo. Ay Nadia, sonríe, ese ojo de cámara te está mirando.

La ceremonia de ellos dos, donde el uno al otro se instituye el sacramento del matrimonio encima fue algo rápida, yo quiero ver carajo, pero no veo nada. Tranquila, tú antes mencionaste que esa era la promesa que ellos dos se hacían, frente a su Dios y sus queridos, así que fue mejor concentrarse y poner atención al momento por la que esta ya no rellenita novia recorrió tantos kilómetros de esfuerzo, tantas emociones, tantos sufrimientos. Era el momento preciso de nostalgia y alegría, las dos atadas con una rama color naranja, que debía captar mi atención y agradecería porque tantas palabras e ideas tontas estén aquí plasmadas. Intenté llorar, pero no me sale, solo queda en mi que en ese momento estuve muy feliz y hasta recordé un episodio de una serie española jajaja. Todos eramos felices, imaginé que esos dos, a quienes solo escuchaba, estaban felices.

Tan tan tan tannnn, tan tan tan taaaaaan, llegó la hora de salir y veía que todos corrían a la puerta en medio de tacos aguja o gladiadoras de la temporada, ah si y zapatos mocacín de terno.
Intento acercarme para verla, el hermosito novio la tiene del brazo y jura por sus tendones no soltarla nunca más, ella sonríe, sonríe, sonríe, asu, que tal dolor de mandíbula tendrá.

Un caluroso y posado beso en el umbral de la iglesia sella la primera parte de esta historia... "Patty donde están las flores" siento que alguien, ah pero si es doña Conchito, la infaltable.

Mientras intercambio palabras con mi jefa y ladro mundanadas pienso en la canción perfecta, y recuerdo estas dos:
Si jefa, siga hablando, yo la escucho.