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Si hay algo que aprendí este mes en mis clases de francés es a superar el roche de una declaración d'amour en público (ficticia obvio), y a cantar. Eso desemboca, en mi caso, en una sola cosa: ME HE VUELTO UNA ROMÁNTICA.
La culpa la tienen las todas canciones que aparecieron cada noche demostrando que el francés es el idioma para enamorarse. Si te parece exagerada mi afirmación, le echaré un poco de agua para bajarle el azúcar: "el idioma para aunque sea sensibilizarse".
Entonces, así, coreando bajito y parafraseando alguna que otra estrofa. Nos dirigimos hoy a medio día a pasar nuestras doradas tarjetitas e inscribirnos en el personal training. Llenamos nuestras fichas, chekamos el local, tasamos a los instructores y regresamos al trabajo, antes, una parada por la caramelizada panadería Rovegno a despedirnos del mundo cruel con tan solo 5 luquitas.
Horas más tarde, y después de una jornada decisiva para mi permanencia en Basefirma, acudimos a la prueba cardiaca. De ella no salió casi nada: mi soplo sigue en su lugar, mis latidos tiene ritmo variable, reiteré que no debo fumar, aunque con tanto cantar romántico y francés "pa concha", me encontraba notoriamente sensible. Acabó el EKG, pronuncié en silencio "un jour ou l'autre" y añoré tener dos corazones.
Para completar este post de dulce de leche, les dejo un link con la mejor declaración de amor, para los cortitos de entendimiento; y, yendo más al fondo, la declaración de amistad eterna mejor camuflada y jamás escrita.
Bises
P.D. A esto contribuyó también el dibujo de Fito Espinoza que aparece como imagen.




